viernes, 2 de diciembre de 2011

¿Tiene Dibujos?


 Es la pregunta que cualquiera de nosotros hacíamos cuando niños y alguien se nos acercaba con un libro en la mano (en mi caso la primera vez que hice la pregunta fue cuando trajeron una biblia a mi casa) resulta que la biblia era de los Testigos de Jehová y NO traía dibujos, como luego comprobé que otras biblias católicas y de otras sectas, traían unas pinturas hermosas… pero salían muy caras, por eso en mi casa sólo se tuvo esa biblia vieja y despedazada sin dibujos… y además un tanto aburrida, luego descubrimos que mi padre poseía una pequeña colección literaria que guardaba con esmero, pero como todo niño travieso e inquieto, entre mi hermano y yo, le saqueamos el tesoro (creo que de ahí viene mi aire “piratesco”) el primer libro que leí y que tenía unas ilustraciones muy bonitas fue “Veinte mil leguas de viaje submarino” del maestro Verne.
 En esa época contando con 10 u 11 años, siempre me guiaba por los dibujos de un libro, antes de leerlo, lo abría, lo revisaba y si no contaba con dibujos, aunque fuera un simple bosquejo, lo dejaba “para después” es decir, mi prioridad para la lectura en aquellos lejanos años fue: que el libro trajera ilustraciones… con este arquetipo para la lectura, leí el ya mencionado de Verne, Los Ultimos Días de Pompeya, El Misterio del Hermano Fantasma (éste es el que me ha causado más miedo en la historia) entre otros…
 Pero después se acabaron los libros con dibujitos… y como éramos muy pobres, no había dinero para ir a comprar nuevos (aparte de eso, tampoco contábamos con librerías cerca) entonces no quedó otra que devorarse a duras penas los que quedaban sin dibujos en mi casa… La Ilíada fue uno de esos, entre otros que me resultaron aburridos, por la única razón de no traer ilustraciones, sin embargo con el paso del tiempo, me fui aficionando a toda clase de lectura, con dibujos o sin ellos.
 En la escuela te exigen varios, sobre todo nacionales: Cocorí, Marcos Ramírez, son algunos, pero con mi rebeldía a cuestas, me negué a leerlos y solo conseguí resúmenes para pasar el curso… (Marcos lo leí no hace mucho, Cocorí aún no me entra… lo siento) luego mi hermano se aficionó a la llamada Novela Negra… sin dibujos todos, pero llenos de una acción imperdible, y ese fue el inicio de una larga lista de libros “a oscuras” (claro por lo de novela negra y sin ilustrar) que pasaron por mis ojos y aún se alojan en mi mente.
 Actualmente en mi cerebro se forman con toda claridad las escenas descritas en un buen libro, no necesito ya de dibujitos, ni de que salga la película, las letras del buen escritor, se transforman en imágenes más que nítidas para que el lector pueda disfrutar de su libro sin necesidad de recurrir a artilugios gráficos… aunque no por eso se desmerece la calificación, una buena ilustración, por eso, cuando escribo, me gusta que el libro lleve alguna escena que pase a formar parte del arte de escribir, sin que interfiera en la imaginación que cada quién se forma del texto.
 Luego hablaré más extendido acerca de mi otra afición: la pintura (aunque para pintar soy pésimo) me gusta ver pinturas hechas por manos magistrales, así como buenas ilustraciones.





No hay comentarios:

Publicar un comentario